lunes, 28 de octubre de 2013

Concentración. ¿Cómo y hacia dónde concentrarnos en las competiciones?

No se puede hablar de concentración como un único concepto de disposición mental, como algo de lo que se dispone o no. Si debo definir la “concentración” en base a mi formación y experiencia diría que: “La concentración es la movilización de los recursos de procesamiento mental hacia una fuente estimular (un estímulo o un conjunto compacto), cuyo origen puede ser interno al organismo o externo al mismo, y cuya amplitud de fijación dependerá tanto de la relación con la tarea que se desarrolla con la información que emite, como del contraste con el resto de estímulos presentes en el arco de la percepción.” Una definición complicada, pero vamos a desengranarla.
¿Atención interna o externa?
 El primer aspecto a tener en cuenta es qué deporte se ejecuta y en qué momento de la ejecución se encuentra. Cuando un arquero se prepara para el tiro, en un primer momento debe centrar su atención internamente para adecuar su cuerpo a la postura de tiro; posteriormente, al apuntar centra su atención externamente para enfilar el punto de mira a la diana. Un tenista, al ejecutar un golpe de ataque en primer lugar observa la situación del rival y la dirección en que la bola se dirige a su pista, por lo que su atención está procesando externamente; pero al ejecutar el golpe, la información interna (amplitud de golpeo, apertura de cuerdas, empuñadura, …) es la que determina su acción. Un gimnasta que está ejecutando un ejercicio de anillas procesa, preferentemente, información internamente, información quinestésica de situación, velocidad, fuerza, etc. Externamente se basa en un sistema de coordenadas en 3 dimensiones del que identifica la idoneidad de su situación en el espacio en referencia al aparato que ejecuta. Este tipo de información es realmente útil e imprescindible para la mayor parte de deportistas (por no decir todos).
Pero no todo son bondades en ambos tipos de atención. El mayor peligro en el proceso atencional externo está en percibir (ver, oír, … ) estímulos que nada tienen que ver con la ejecución; siempre dependerá de la amplitud de la focalización que esté ejerciendo (más abajo lo explico). Al arquero se le puede cruzar un ave, al tenista le puede influir un gesto de movimiento de engaño del rival, el gimnasta se puede asustar porque alguien se acerque más de lo debido al aparato. Sin embargo, desde mi experiencia, la estimulación interna NO pertinente es aún más peligrosa: las emociones o sensaciones desagradables pueden echar por tierra todo el trabajo bien hecho. Angustia, miedo, euforia, dolor muscular, frío, calor, etc... Todo esto es información interna que intenta llamar nuestra atención; si accedemos a focalizar nuestros recursos y procesamos esta información, perdemos mucha capacidad en analizar la información que realmente tiene que ver con la ejecución deportiva y que antes he mencionado. Además, está comprobado que la emocionalidad determina la distorsión de la percepción de espacio, tiempo y velocidad.
¿Atención amplia o estrecha?
 Este concepto de amplitud se refiere a cómo de amplio es nuestro campo de percepción; si es muy amplio captamos muchos estímulos, por lo que no procesamos ninguno más que otro. Si es muy estrecho estamos procesando un estímulo (o un conjunto pequeño relacionado) en profundidad descartando otra información presente en nuestro campo perceptivo. Cuando un arquero se coloca va determinando las diferentes partes de su cuerpo implicadas en el tiro hasta que consigue un set adecuado, un conjunto de información corporal amplio congruente. Cuando el tenista observa la situación de su rival amplía el campo de visión para volverlo a cerrar hacia la bola. El gimnasta, apenas tiene oportunidad de abrir su campo perceptivo, puesto que su ejercicio requiere focalizar estrechamente hacia una cadena de elementos que conforman la ejecución completa. En la mayoría de deportes es esencial realizar una apertura del campo atencional para percibir estímulos que están involucrados en la ejecución, para su posterior análisis y planificación, pero esto conlleva el peligro de abrir paso a estímulos no pertinentes, es decir, que no están relacionados con la ejecución o que contienen carga emocional. También el cierre atencional es elemental en todos los deportes, estrechar el foco en aspectos esenciales de la ejecución, es lo que normalmente se conoce como concentración, tanto internamente como externamente; pero el exceso de focalización estrecha puede suponer dejar fuera del procesamiento estímulos que podrían resultar críticos para la ejecución deportiva. Así pues, vemos que los procesos atencionales se mueven en secuencias de internalización/externalización y ampliar/estrechar el foco atencional según las demandas de la ejecución, realizándolo en su justa medida puede aportar muchas ventajas a la ejecución, pero también, un mal control de estos procesos puede conducir a una pésima ejecución, pérdida de control y de autoconfianza,a corto, medio y largo plazo. En un artículo anterior se expone la “Técnica de la expansión de la conciencia de Gauron”, un ejercicio muy útil para aprender a controlar estos factores del sistema atencional. Su aplicación a la ejecución deportiva está condicionada al conocimiento que se tenga del propio deporte y de qué contenidos estimulares son favorables a la ejecución y cuáles no.
Entrenemos la atención y ganaremos en la seguridad de nuestras decisiones.

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